lunes, 13 de abril de 2009

Corazón que naufrago en innumerables tempestades y quedó a la deriva siendo un astro más errante de este universo infinito. Tú, lo rescataste y lo acariciaste con tu calidez y espíritu piadoso.

Siento tus caricias siempre en mí, como tus abrazos que tan hermosamente me envuelves en tu alo de tu hermosa luz.

Siempre siento a tu lado el tiempo detenerse, al contemplar tus ojos que como dos estrellas radiantes que siempre anhelo estar para siempre.

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